Condena a la violencia machista que deja cuatro mujeres muertas en 48 horas
La violencia de género es una escandalosa realidad que cada día se extiende más y afecta a toda la sociedad. Es la evidencia diaria de nuestras contradicciones y una exigencia inmediata para reflexionar sobre los problemas que están en su origen.
Sus consecuencias son terribles, miles, cientos de miles de mujeres viven atemorizadas ante una continua situación de terror físico y psicológico en sus hogares y entorno más inmediato.
Sorprendentemente, los causantes de este mal, no son hombres extraños a las víctimas. Son sus propios maridos, novios o parejas quienes maltratan.
Los agresores en su gran mayoría, no nos hombres diferentes, especiales o enfermos. Son hombres comunes, ciudadanos típicos, en muchos casos modélicos, amables, reconocidos y a menudos respetuosos y cordiales en su trabajo.
Son hombres que basan su seguridad personal en valores que representan el estereotipo tradicional masculino, la imposición a través de la fuerza física, la competencia, la agresividad y un estatus de superioridad y privilegio con respecto a la mujer. Son hombres que no están siendo capaces de reconvertirse hacia un tipo de relaciones igualitarias, basadas en respeto mutuo.
Esta violencia se ve reforzada por la incapacidad de buena parte de los hombres para adaptarse a los cambios que el avance hacia una sociedad igualitaria está provocando.
Es el claro síntoma de que algo no funciona bien, de que una parte de los hombres no está aceptando el cambio y la libertad de las mujeres.
Los agresores, no son mayoría, ni mucho menos. Pero.. ¿y el resto? ¿Donde están, que hace el resto de los hombres?
La violencia es posible porque algunos hombres mantienen algún tipo de complicidad y cierta tolerancia hacia ella. Ya sea por miedo, por egoísmo, por rencor o por una malentendida solidaridad masculina, lo cierto es que muchos hombres no hacen lo suficiente para acabar con la violencia de género. Lo cierto es que muchos hombres, sencillamente no hacen nada.
La violencia existente en el seno de una sociedad, es la suma de las violencias individuales de cada uno de sus miembros; la que cada una de las personas que la componen genera y la que es capaz de tolerar y asimilar. Cada gesto, actitud o comentario discriminatorio contra las mujeres, abre el camino hacia los malos tratos.
Hombres!!! ¿Os habéis parado a pensar que podéis hacer algo más de lo que hacéis para luchar contra la violencia de género? Esta es la pregunta que lanzo a los hombres. La mayoría hasta ahora se han limitado a contemplar desde la distancia este gravísimo problema, sintiéndose libres de culpa y pensando que no eran ellos los mal tratadores. Pero eso nos es suficiente… EL SILENCIO TAMBIÉN OS HACE CÓMPLICES…
Cada día, en este mismo momento millones de mujeres están siendo maltratadas, y ante esto los hombres no pueden seguir manteniéndose callados, pretendiendo no tener responsabilidad moral ante las víctimas.
Levantad vuestra voz y lanzad a la sociedad un claro mensaje de rechazo absoluto de las raíces de la violencia, negando cualquier razón que la justifique. No hay excusa posible.
Yo quiero hacer una petición a todos los hombres: No miréis a otro lado, no sigáis tolerando en vuestro entorno ninguna situación de violencia, sexismo o discriminación hacia las mujeres. Es vuestra responsabilidad actuar allí donde se dé o se prepare el horror. Denunciad aquellos casos que conozcáis y apoyad, sin ninguna duda, a las víctimas, pues estas necesitan de vuestra solidaridad.
Hacedlo por ellas y por vosotros. DI NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO!!
Para comentar debe estar registrado.