Resolución de reconocimiento a la militancia comunista de Marcos Ana, así como el uso de su palabra para luchar contra el Fascismo.

Marcos AnaResolución de reconocimiento a la militancia comunista de Marcos Ana, así como el uso de su palabra para luchar contra el Fascismo.

Fernando Macarro Castillo, hijo de Marcos Macarro y Ana Castillo, fue uno de los cabecillas de las Juventudes Socialistas Unificadas, que llegó a Alcalá de Henares en la década de 1930. Tiempos difíciles. Tiempos de cambio. Tiempos de esperanza. Fue uno de los organizadores del Batallón Libertad (grupo organizado por la JSU), cuando apenas tenía 15 años de edad, convencido que para un hijo de jornalero, aquello del golpe de Estado no era plato de buen gusto.

Fernando Macarro realizó una importante labor en el interior del movimiento obrero de Alcalá de Henares durante la Guerra Civil. Allí también sucedió uno de los momentos más difíciles de su vida, cuando el 8 de enero de 1937 los bombardeos nazis acabaron con la vida de su padre, Marcos Macarro Ramos, con apenas 55 años de edad.

Terminó la guerra y se convirtió en un proscrito para los vencedores. Le acusaron de crímenes que se han quedado sin fundamento para la historia, como el asesinato del sacerdote Marcial Plaza, que incluso las fuentes franquistas dejaron sin ningún fondo de realidad. También dijeron que mató al labrador Augusto Rosado Fernández, sin que los que le acusaban se dieran cuenta que ese 30 de julio de 1936 Marcos estaba con el Batallón Libertad en otro lugar.

Fue detenido, torturado, juzgado y condenado a la pena de muerte, pero el régimen consideró que cuando se produjeron los hechos era menor de edad y su pena fue conmutada por la inmediatamente inferior: 30 años. Como otros muchos compañeros suyos, su delito sólo fue, en realidad, ser socialistas, anarquistas, comunistas, republicanos.

Sin embargo, aprovechó la cárcel para muchas cosas Marcos. En ese ambiente hostil, lúgubre, de represión, de tristeza, hizo su universidad. Allí aprendió, estudió, leyó, combatió, se hizo poeta. Pero también le apenaba su madre, Ana. Por eso, tomó el sobrenombre por el que ha sido reconocido, Marcos Ana: Marcos por su padre; Ana por su madre.

Encarcelado con solo 19 años en 1939 y liberado en 1961 gracias a la actividad de la recién fundada Amnistía Internacional, ha sido el preso político que pasó más tiempo en las cárceles de la dictadura franquista: 23 años de presidio. Sus años en la cárcel siguieron. Allí conoció la verdadera solidaridad. Entre sus camaradas. Entre los presos. Escribió, hizo teatro, leyó mucho. Pero también se enfrentó a sus verdugos o conoció a gente que en el periodo de la República habían sido de primer orden y que el régimen franquista los condenó al ostracismo.

Tuvieron que pasar 23 años para que volviese a tener libertad. Libertad relativa, porque estaba en España. Y en aquel momento, 17 de noviembre de 1961, España seguía siendo una cárcel. Por eso era mejor salir del país. Y fuera nunca te olvidaste de España.

Siguió trabajando a favor de los presos del franquismo. Continuó fiel a su ideario comunista en el PCE. Impulsó el CISE (Centro de Información y Solidaridad con España). Defendió a Grimau, a Granado y Delgado, a Puig Antich y a tantos otros. Te hiciste gran amigo de Neruda, de Alberti, de María Teresa León, etc. Todos poetas como él.

Pero si algo tiene un luchador es que nunca ceja en empeño. Y murió Franco. Y volvió a España para seguir luchando junto a sus camaradas.

Se ha ido uno de los nuestros. De los comunistas. De los socialistas. De los anarquistas. De los republicanos. De los antifascistas. De quienes se dejaron la piel por una sociedad distinta. La ventaja es que Marcos lo pudo llegar a contar y siguió en la lucha. A los que no pudieron, gente como Marcos nos habló de ellos. Pero nos queda su legado y su obra. Nos queda su dignidad y nos queda su pasión por la libertad. Nos queda, en definitiva, lo que ha sido Marcos Ana.

La XVI Asamblea provincial de Toledo de Izquierda quiere reconocer con esta resolución la lucha por conseguir una sociedad donde estuvieran arraigados los valores socialistas, feministas, ecologistas y de igualdad en la que Marcos Ana trabajó toda su vida. Reconocer que su combate al fascismo él lo articuló como solo hacen los poetas, con sus palabras. Recojamos en esta resolución su dignidad como nuestra bandera y su resistencia como forma de afrontar los problemas.

Que la tierra te sea leve, compañero, camarada.

En Esquivias, a 26 de noviembre de 2016.

 

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